Para regularles mejor el peso vamos a empezar a terciarlos; esto es volarlos un día dándoles una gran gorga y al día siguiente que se queden en casa, bajando de peso y no darles de comer o casi nada, para que al siguiente vuelvan a estar en peso.
Así que nada hoy todo el día en el banco y un pollito a última hora.
Por otra parte hemos estado buscando el halcón de Pedro desde las primera hora y aunque gracias a la telemetría hemos conseguido localizarlo hasta en dos ocasiones no hemos conseguido que baje al señuelo ni siquiera sacando una urraca viva que llevábamos. A ver si con más hambre lo conseguimos.
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